viernes, 24 de febrero de 2012

I

Un segundo y me enredé en tu pelo, un minuto y me perdí en tu mirada, pasada una hora me dejaste deslumbrado, pasado el tiempo te metiste en mi cabeza, pasa el tiempo y cada día te hundes más en mi corazón y no puedo librarme de tus recuerdos y no quiero que te vayas, porque esos recuerdos los tengo presente desde que me levanto hasta que me acuesto y cuando cierro los ojos sólo pienso en tu rostro que es la última imagen que veo antes de acostarme y la primera que quiero y veo al despertarme, porque sólo cuando en ti pienso los demonios que me han acompañado durante el día y me persiguen por las noches, se desvanecen, cuando solamente encuentro palabras tristes en mi mente, acudo a estos recuerdos y me libran de tales pensamientos, recuerdos que sólo yo poseo y que jamás oirán tus oídos ni verán tus ojos con los que sueño cada noche y me libran de pesadillas. Nunca verás estas palabras por el miedo que me producen tu respuestas, aunque sé que puede que sea correspondido, siempre se me viene a la cabeza la burla, el rechazo, o ambas. Por eso me las quedo para mis fantasías y mis sueños. Hasta que cambie el miedo y la cobardía por valor y confianza, acudo a estos recuerdos que son tan simples como una sonrisa o una risa pero significan tanto para mí que espero que jamás tenga que despedirme de ellos. 

Juan Manuel Hidalgo, 4ºB

No hay comentarios:

Publicar un comentario