sábado, 24 de marzo de 2012

MIS NAVIDADES PASADAS (Primer premio relatos navideños)

En Nochebuena, toda mi familia se reúne desde que todos éramos muy niños, para celebrar el Nacimiento del niño Jesús. Nos reunimos en una casa que tenemos en el campo y que es de toda mi familia, de mi gran familia: tíos, primos, hermanos, sobrinos, padres, madres, abuelos, abuelas... todos nos sentamos frente a la chimenea y mientras vemos caer por la ventana el frío, nos preparamos para cantar los villancicos propios de estas fechas y también tocamos los típicos instrumentos que acompañan a estos villancicos; panderetas, zambombas, panderos, campanitas y cascabeles, y aunque os parezca raro también tocamos el cántaro con una vieja alpargata que siempre encontramos debajo de mi cama.


Entre cántico y cántico una tapita; primero, jamón, queso, pavo, salados; y después, conforme vamos alargando la noche, entre villancico y villancico, los típicos dulces navideños y sobre todo los pestiños que preparan mi abuela y mis tías, días antes y que saben mejor que si los hicieran en la mejor pastelería del mundo.

¡Ay ! Navidad ; todos los años igual, pero todos los años con algo diferente. Aún recuerdo las navidades pasadas cuando unos de mis tíos nos contó la historia real acerca de quién fue el primero en llegar y conocer y adorar al Niño de Dios. La historia comienza así:

Hace mucho tiempo ya en una noche oscura y fría del mes de Diciembre, por entre las calles estrechas de Belén caminaba un niño pequeño, mal vestido, sucio, un poco asustado; podría tener unos seis años y parecía que estaba perdido, que tenía hambre y mucho frío. Pedía limosna a todas las personas que
encontraba, pero nadie lo veía, nadie lo escuchaba. Llamaba de puerta en puerta pidiendo cobijo, pidiendo una cama para poder dormir; pedía ayuda pero esa ayuda nunca llegaba. Temblando de miedo y de frío encontró un pesebre donde dormían una mula, un buey y una pareja joven. Parecían estar muy cansados y por eso no los despertó; buscó un pequeño rincón y dormido se quedó. Hacia la media noche, cuenta mi tío, unos gritos y quejidos despertaron al niño. ¡Dios mío! era la Virgen que estaba de parto. Este pequeño niño ayudó a San José a traer a su hijo al mundo: preparó un montón de paja para que sirviese de cunita al
recién nacido y con sus viejas ropas preparó para tapar al Niño y que estuviese calentito. Poco tenían, pero lo poco que tuvo lo puso al servicio de esta familia de desconocidos. 

Nuestro pequeño amigo fue el primer amigo en conocer y adorar al Niño Jesús y en darle todo su amor y ofrecerle su amistad. Mi tío, para terminar la historia, nos contó que este pequeño niño desde entonces fue un niño feliz, que fue creciendo sin pasar necesidad y que cuando fue mayor ¡Fue uno de los mejores ginecólogos que conoció la historia!

Y yo me pregunto: ¿Cuánto hay de verdad y cuánto de invención en la historia que mi tío nos contó? Yo no lo sé en realidad, lo que sí sé es que Jesús, cuando fue mayor dijo: “Dejad que los niños se acerquen a mi”. ¿por qué lo diría?¿Estaría pensando en el niño? 

Asunción Naranjo Naranjo 1ºB

No hay comentarios:

Publicar un comentario